En más de una ocasión, he oído decir que el fútbol es el entretenimiento del pueblo en la actualidad como en su día lo fueron las luchas de gladiadores y las carreras de cuadrigas durante el imperio romano.
También recuerdo un video, que Pep Guardiola pidió editar en 2009 para motivar aún más a sus jugadores a conseguir la Champions League, en el que se mezclaban imágenes de los jugadores del FC Barcelona con imágenes de «Gladiator», una película épica dirigida por Ridley Scott y protagonizada por Russell Crowe. La historia gira entorno a un leal general del ejército del Imperio romano, que es traicionado por el hijo del emperador, quien ha asesinado a su padre para hacerse con el trono. Forzado a convertirse en esclavo, triunfa como gladiador anhelando vengar la muerte de su familia y la del emperador.
La lealtad es algo que habitualmente se destaca de los futbolistas considerados como «One club man», los futbolistas que han desarrollado su carrera en un solo club. Carles Rexach, Arconada, Franco Baresi, Paolo Maldini, Paul Scholes, Ryan Giggs, Francesco Totti, Carles Puyol… y Santi Coch.
Pese a nuestra diferencia de edad, sospecho que en mi primer partido viendo al Nàstic le debí ver jugar, lo cierto es que no lo recuerdo. Dicen que Santi era un futbolista zurdo, con buen sentido de la anticipación, dureza en sus marcajes y sencillez en sus acciones con balón. Es el futbolista con más partidos oficiales, 528, en la centenaria historia del Nàstic de Tarragona. Con semejantes números, se labró un sentido de lealtad que, después como entrenador, le empujaba a esforzarse por conseguir los objetivos que se marcaba en los equipos a los que entrenó.
En el tiempo que pasé allí como director del fútbol base, tuve claro que debía apoyarme también en exjugadores del club. A mí me hubiera encantado vivir experiencias a ese nivel y ellos podían y querían transmitir sus consejos y conocimientos. Fui afortunado de poder contar con Santi, Kiko, Menchi, Bartolo, Vizcaíno, Pinilla…
Santi decía las cosas como eran, iba de cara e intentaba encontrar soluciones a los conflictos que pudieran surgir en un grupo humano. Era humilde y honesto y, en cualquier discusión, era capaz de darte la razón si le convencía el argumento con la misma sencillez que te enseñaba en otros casos que estabas equivocado.
Aunque imagino que se alegraba de que fuera haciendo mi camino en esto del fútbol, me hubiera gustado poder asistir a sus últimos homenajes y darles un abrazo a Carme, Adrià, Denís y Joel, quienes compartían la pasión por el Nàstic y la discreción que siempre tuvo Santi. Con alguno de los jugadores a los que entrenó, hubiéramos recordado la «máquina» que usaba para ponerlos del revés para conseguir que tuvieran los pies en el suelo. Al menos le he podido dedicar esta entrada del blog con una bonita canción compuesta por Hans Zimmer para la banda sonora de «Gladiator».
No creo que mi padre hubiera conocido a Santi antes de haber escrito el libro, pero fácilmente se podría haber inspirado en él para su novela sobre Eutyches, el conductor de cuadrigas de la Tarraco romana del siglo II dC.
Gràcies Santi, que els déus t’acompanyin.
Honor Him
More than once I have heard it said that football is the entertainment of the people today as gladiatorial fights and chariot races were during the Roman Empire.
I also remember a video, which Pep Guardiola used in 2009 to further motivate his players to win the Champions League, in which images of FC Barcelona players were mixed with images of «Gladiator», an epic film by Ridley Scott and starring Russell Crowe. The story revolves around a loyal general of the army of the Roman Empire, who is betrayed by the emperor’s son, who has murdered his father to take the throne. Forced to become a slave, he triumphs as a gladiator longing to avenge the death of his family and that of the emperor.
Loyalty is something that is usually highlighted in footballers considered as «One club man», footballers who have developed their career in a single club. Carles Rexach, Arconada, Franco Baresi, Paolo Maldini, Paul Scholes, Ryan Giggs, Francesco Totti, Carles Puyol… and Santi Coch.
Despite our age difference, I guess that in my first game watching Nàstic I must have seen him play, honestly, I don’t remember. They say that Santi was a left-footed footballer, with a good sense of anticipation, toughness in his marking and simplicity in his actions with the ball. He is the player with the most official appearances, 528, in the centenary history of Nàstic de Tarragona. With such numbers, he carved out a sense of loyalty that, later as a coach, pushed him to strive to achieve the objectives he set for himself in the teams he coached.
In the time I spent there as director of youth football, it was clear to me that I also had to rely on former players of the club. I would have loved to live experiences at that level and they could and wanted to pass on their advice and knowledge. I was fortunate to be able to count on Santi, Kiko, Menchi, Bartolo, Vizcaíno, Pinilla…
Santi told things as they were, he went straight ahead and tried to find solutions to the conflicts that could arise in a human group. He was humble and honest and, in any argument, he was able to agree with you if he was convinced by your reasons with the same simplicity that he taught you in other cases that you were wrong.
Although I can imagine that he was happy that I was making my way in football, I would have liked to have been able to attend his last tributes and give a hug to Carme, Adrià, Denis and Joel, who shared the passion for Nàstic and the discretion that Santi always had. At least I have been able to dedicate this blog post to him with a beautiful song composed by Hans Zimmer for Gladiator’s soundtrack.
I don’t think my father would have met Santi before he had written the book, but he could easily have been inspired by him for his novel about Eutyches, the chariot driver of Roman Tarraco in the second century AD.
Gràcies Santi, que els déus t’acompanyin.
Gran homenaje a un auténtico gladiador, descansa en paz Santi.